El diario El País publica hoy un artículo sobre la retribución de la central mixta hidráulica-eólica que se está construyendo en El Hierro.
Nuevamente nuestros políticos han demostrado no estar a la altura de las circunstancias: el proyecto de hacer de una isla autosuficiente energéticamente a partir de energía renovables no es, como al parecer han considerado, un mero escaparate internacional; debería haberse tomado seriamente desde el principio como un prototipo de cambio de modelo energético que muchas «islas energéticas» -entre otras, España y Europa- necesitan urgentemente.
Ciertamente la vinculación entre una central hidráulica de bombeo y una eólica resulta novedoso, si bien coincidirán conmigo en que no excesivamente innovador: las tecnologías son bien conocidas desde hace decenas de años y su acoplamiento podría -debería, a mi juicio- haberse ampliado con otros sistemas de gestión de redes más «inteligentes» y que sin duda habrían permitido alcanzar el 100% de autonomía, en lugar del 80% que se ha fijado como objetivo. Pienso, por ejemplo, en hacer participar a la demanda en el proyecto modulando algunas cargas de acuerdo con la producción de energía renovable.
No obstante lo anterior, no pierdo la esperanza de que en fases posteriores el proyecto avance en este sentido. Lo que ya es irresoluble es la nefasta gestión que se ha hecho del proyecto: no ha habido concurso público para la construcción y operación de la central. Resultado: la empresa eléctrica dominante en las islas comparte propiedad con el Cabildo insular y el Instituto Tecnológico de Canarias. Me pregunto si la participación de Endesa se debe a alguna imposición o a algún temor por parte de las Administraciones Públicas a que pudiera bloquear el proyecto…
Para mayor desatino, además, la retribución de la central aún no se ha aprobado, cuando la construcción de la misma está prácticamente finalizada. Establecer a posteriori la retribución de un activo de generación es, SIEMPRE, fuente innumerable de conflictos.
La propuesta del Gobierno a este respecto, de la que se hace eco El País, es sorprendente por cuanto se realiza en un momento de fuertes recortes retroactivos a la inmensa mayoría de tecnologías renovables en España.