Me he comprado un coche eléctrico… porque me salen las cuentas

Las renovables están acabando con las fuentes de energía fósiles en el ámbito de la producción de energía eléctrica; pero, en el sector de la movilidad, la hegemonía del petróleo es más difícil de derrumbar.

El coche eléctrico lleva tiempo postulándose como alternativa. La idea es sencilla: producir electricidad con renovables y movernos gracias a las baterías cargadas a partir de aquéllas.

Dos inconvenientes frenan su despliegue masivo: su precio y su autonomía. Es curioso que, como en tantos otros casos en el sector energético, se trata de máximas que pertenecen a la «sabiduría popular» y que pocas veces se apoyan en cálculos. Detallo a continuación los míos -que me han llevado a decantarme por utilizar un coche eléctrico- con la intención de que puedan servir a más gente a tomar sus decisiones (y, de paso, propicien el debate).

Si te parece muy largo de leer, puedes ver el vídeo que lo resume con mi intervención en  Más Vale Tarde (La Sexta).

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Hablemos de baterías, aunque no me gusten

La semana pasada publicaba en eldiario.es un artículo sobre el enorme impacto que, a mi juicio, va a tener la reducción del precio de las baterías en nuestro mundo. Lo hacía en relación al reciente anuncio de la compañía norteamericana Tesla de la disponibilidad de una batería doméstica de ion litio a un precio notablemente inferior al existente hasta la fecha.

Afortunadamente gran parte de los medios de comunicación en España se han hecho eco de la noticia y, con mayor o menor profundidad, han abordado algunas de sus previsibles aplicaciones.

No han faltado, sin embargo, los medios que han asegurado que lo de Tesla es una mera operación de marketing que no aporta nada al panorama energético actual, incluso llegando a calificarlo de «bluff». Las críticas se fundamentan principalmente en dos líneas argumentales: ya hay baterías al mismo precio y la normativa no permite su utilización.

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Propuestas para una verdadera reforma del sector eléctrico en España

Sin duda, criticar es más fácil que proponer. Muchas veces recibo preguntas a mis frecuentes críticas a tal o cual medida del gobierno de turno del tipo: ¿y tú qué harías en su lugar?

En un año plurielectoral, como el 2015 que vivimos, he decidido organizar mis ideas y pasar «de la protesta a la propuesta». Coherentemente con mi crítica frecuente de que las pretendidas reformas son solo parches parciales que no abordan la problemática del sector eléctrico en su conjunto, mi propuesta es integral.

La pongo a disposición de todo el mundo, en especial de los partidos políticos, con independencia de su posicionamiento ideológico, por si pudiera serles de utilidad en la redacción de los programas electorales. Creo sinceramente que las propuestas no son de izquierdas ni de derechas, sencillamente tratan de conducir de un modo racional hacia un sistema eléctrico más sostenible desde el punto de vista económico y medioambiental.

Abordo aspectos tan diversos como las medidas tendentes a generalizar el autoabastecimiento de energía; el tratamiento que debe darse a las centrales eléctricas existentes, incluidas nucleares, hidroeléctricas y resto de renovables; el sistema retributivo para construir nuevas centrales; los aspectos críticos que deben prevalecer en la gestión de la red; la regulación de los intercambios internacionales de energía; la reconfiguración de la actividad de comercialización; los principios que deben gobernar el reparto de costes del sector eléctrico entre los consumidores o el diseño del bono social.

La mayoría de propuestas requieren para ser ejecutadas de decisiones en el ámbito estatal, si bien en algunos casos deberían ser apoyadas desde los ámbitos autonómico y municipal.

Algunos encontrarán similitudes en mis propuestas con otras de alcance más amplio, bien en el resto del sector energético, en el del agua o en la gestión de residuos. Todas ellas realizadas bajo una perspectiva de sostenibilidad económica, social y medioambiental de nuestra forma de vivir.

Son mis opiniones. Estoy a vuestra disposición para debatirlas.

Propuestas para una verdadera reforma del sector electrico en España

Las paradojas de la reforma eléctrica

El recibo de la luz en enero de 2015 va a ser, para un consumidor doméstico tipo, cerca de un 4% más caro que el de diciembre. Nada menos que un 18% más caro si lo comparamos con el mismo mes del año anterior. Es claro que estamos ante elevados precios que, en año plurielectoral, resultan anómalos.

Durante las primeras semanas del mes hemos asistido a una menor contribución renovable a la producción de electricidad a la habitual por estas fechas -desde luego, muy inferior a la del año anterior- hecho que, paradójicamente, ha propiciado que el actual ministro de energía, que sin duda será recordado por arrasar el sector renovable español, haya declarado confiar en él para que los precios vuelvan a niveles más asumibles.

Lo más curioso es que, en los últimos días del mes, la producción renovable (en particular, la eólica) se ha incrementado notablemente; pero, contra lo que esperaba el ministro, la caída de precios no está correspondiendo.
Veámoslo con un ejemplo: comparemos los días 28 de enero de 2014 y 29 de enero de 2015. Escojo éstos porque, como puede comprobarse en el gráfico siguiente, son eléctricamente muy similares: tanto la demanda como las producciones nuclear, eólica y solar son prácticamente idénticas.

2014 y 2015

Resulta evidente que la gran diferencia entre ambos días es que una parte relevante de la producción hidroeléctrica de 2014 ha sido sustituida por térmica (carbón, gas y fuel) en 2015. Alguien podría pensar que el problema es que no hay agua en los embalses: nada más lejos de la realidad. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, los embalses hidroeléctricos se encuentran al 76,6% de su capacidad, muy por encima del 66,4% medio de los últimos diez años. Nos encontramos, por tanto, una vez más, con una decisión empresarial de no desembalsar demasiada agua.

No obstante, la diferencia de precios del mercado mayorista de electricidad, atención, es esta vez enorme: pasamos de 4,95 €/MWh a 44,35 €/MWh. ¿Cómo es posible que una variación de poco más del 10% de las fuentes de generación provoque que el precio prácticamente se haya multiplicado por nueve?
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